lunes, 17 de marzo de 2014

Alexander McQueen


Probablemente haya sido uno de los mejores diseñadores de los últimos años, con un estilo único. Supo combinar sus propios fantasmas con el diseño, creando prendas únicas, hermosas, y ambivalentes. Tal vez Gran Bretaña no vuelva a parir un diseñador de semejante talento. Tal vez en el mundo de la moda, siempre quede ese lugar vacío.

Hoy Alexander McQueen cumpliría 45 años, y si no hubiese decidido irse tan pronto, el mundo brillaría un poco más. Porque él era creatividad pura. Porque él fue todo, pero no pudo consigo mismo; y muchas veces esa es la peor batalla a la que nos enfrentamos.

Hijo de una generación de grandes genios, Alexander surgió de sus propias raíces junto algunos de los diseñadores más talentosos que han existido. Y tal vez si no hubiese sido por Isabella Blow jamás hubiese llegado a lo que fue. Isabella vió en él, lo que el mundo vería unos años después. Isabella le dio alas, a quien le sobraba talento y le enseño a volar a quien creyó podría recorrer el mundo. 

No pudo, pudo volar, pudo crecer, pudo dejar plasmado su arte para la historia, pero no pudo con él mismo. Al igual que ella tampoco pudo con ella. Y así siguió la vida, con menos brillo en el mundo, con menos genios que contemplar, con un hombre menos que admirar.









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