viernes, 14 de marzo de 2014

Jorge Ibañez

Siempre que alguien fallece genera conmoción. Sea tu vecino del barrio, un familiar o un famoso. Cuando es un famoso del rubro en el que intentas insertarte el shock es aun más fuerte. Cuando es alguien de notorio talento el sabor es aun más amargo. Cuando es alguien joven, la tristeza es mayor.

Se fue un grande de apenas 44 años, un hombre querido por la mayoría, un genio del diseño. Cuando alguien talentoso se va, es imposible no evitar sentirse estafado, como si te robaran algo valioso que es imposible volver a recuperar. Esa es la sensación con la que me quedo, ese es el sentimiento que me predomina. 

Jorge Ibañez, inspiro, vistió y creo en cantidades iguales. Fue el elegido tanto por famosas, como por novias que deseaban sentirse reinas por un día. Jugó con las siluetas, con los colores, los estampados y las telas. Jugó a convertir en princesas a mujeres normales. 

Es una perdida terrible e irreparable. Mi más sentido pésame a sus familiares y amigos. 

Pero la ventaja de ser un genio, la ventaja de tener tanto talento en las venas, es que uno permanece eternamente en el imaginario colectivo. Vive por siempre.

Adiós a un grande. 









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