Ya hace unos meses apareció esta publicidad en la televisión, pero sinceramente, debo confesar que no me había hecho del tiempo para verla; excepto la versión hiper recortada que aparece en los medios.
Ayer en unos minutos de relax, la busque y me encanto. Si hubiese sabido de antemano que era dirigida por Scorsese hubiese corrido a verla. Porque lo adoro desde siempre. Y me parece un genio desde hace un poco más.
Si a eso le sumamos la presencia de dos actores reconocidos, irremediablemente bellos y talentosos tenemos una apuesta segura. En tres minutos que dura esta publicidad, que yo la definiría más bien como una mini película; logro olfatear la esencia de los personajes. La historia que esconden entre los dedos. El pasado de desamor que comparten.
Scarlett Johansson es terriblemente hermosa, y sensual. Con una belleza a lo Marilyn que seduce a hombres y mujeres. Verla a ella en blanco y negro es un boleto de ida directo a la época dorada de Hollywood, por mucho que se haya filmado en pleno siglo XXI.
Y Matthew McConaughey tiene ese aire de chico malo que todas las mujeres desean comprar. El ganador de un Oscar hace muy poco, te hace creer en que vale la pena apostar al amor. Nuevamente.
Pero si hay algo que me conmovió fue Nueva York, fue ese viaje en un descapotable con Il cielo una stanza de Mina, sonando de fondo. Fueron las casas, la nostalgia condensada en esos escasos minutos. La sensación de que el tiempo se detiene, y son él y ella. Y vos un humilde testigo de su historia.
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